jueves, 2 de marzo de 2017

Opinión personal

A lo largo de el tiempo la psicología de ser algo que no se consideraba una ciencia como tal ha llegado muy lejos actualmente con los avances y teorías de distintos personajes ya sea Freud o Jung en la etapa pre-científica o mas actuales como los conductistas; ellos han realizado experimentos, aunque no del todo respetando los derechos humanos en algunos casos, se han logrado descubrimientos increíbles que han apoyado a la sociedad.
Creemos que estos temas, además de interesantes, son bastante importantes, ya que el hecho de poder entender estas teorías nos ayudan, de alguna manera, a conocer más sobre nosotros mismos y nos da la oportunidad de entendernos un poco más y el porqué de ciertas acciones y reacciones nuestras. 


Bibliografía:
http://www.pmoodlezoebisch.edu.mx/pluginfile.php/12515/mod_resource/content/3/Informaci%C3%B3n%20para%20Blog.pdf

Equipo:
Maria José Amador
Fernanda González
Mariana Marín
Nayeli Martínez
Laura Medina

6°3 Preparatoria Zoebisch
Programa del Conductismo 

El conductista pregunta: ¿Por qué no hacer lo que podemos observar el verdadero campo de la psicología?

 Limitémonos a lo observable, y formulemos leyes sólo relativas a estas cosas. Ahora bien: ¿qué es lo que podemos observar? Podemos observar la conducta —lo que el organismo hace o dice. Y apresurémonos a señalar que hablar es hacer, esto es, comportarse. El hablar explícito o con nosotros mismos (pensar) representa un tipo de conducta exactamente tan objetiva como el béisbol. La regla o cartabón que el conductista jamás pierde de vista es: ¿puedo describir la conducta que veo, en términos de “estímulo y respuesta”? Entendemos por estímulo cualquier objeto externo o cualquier cambio en los tejidos mismos debidos a la condición fisiológica del animal; tal como el que observamos cuando impedimos a un animal su actividad sexual, le privamos de alimento, no le dejamos construir el nido. Entendemos por respuesta todo lo que el animal hace, como volverse hacia o en dirección opuesta a la luz, saltar al oír un sonido, o las actividades más altamente organizadas, por ejemplo, edificar un rascacielos, dibujar planos, tener familia, escribir libros, etc.

 Algunos problemas específicos del Conductismo 
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Es dable advertir, pues, que el conductista trabaja como cualquier otro hombre de ciencia. Su único objeto es reunir hechos tocantes a la conducta —verificar sus datos— , someterlos al examen de la lógica y de la matemática (los instrumentos propios de todo científico). Lleva al recién nacido a su “nursery” experimental y empieza a plantear problemas: ¿qué hace ahora el niño? ¿Cuál es el estímulo que lo indique a comportarse así? Encuentra que el estímulo de los cosquilleos en la mejilla provoca la respuesta de hacerle volver la boca hacia el lado estimulado. El estímulo del pezón, la succión. El estímulo de una vara sobre la palma de la mano, el cierre de la mano; y si se levanta la vara, la suspensión de todo el cuerpo por ésta y el brazo. Si estimulamos al niño haciendo pasar rápidamente una sombra delante de sus ojos, no provocaremos su parpadeo hasta que tenga sesenta y cinco días de vida. Si lo estimulamos con una manzana, un caramelo o cualquier otro objeto, no hará tentativa alguna de alcanzarlos hasta aproximadamente los ciento veinte días de existencia. Si a un niño correctamente criado, cualquiera sea su edad, lo estimulamos con serpientes, peces, oscuridad, papel encendido, pájaros, gatos, perros, monos, no conseguimos suscitar el tipo de respuesta que llamamos “miedo” (y a la cual para ser objetivos podríamos designar reacción X), que se manifiesta en detenimiento de la respiración, rigidez de todo el cuerpo y desvío de la fuente de estímulo: un correr o gatear para alejarse de ella.
 Por otra parte, existen con toda exactitud dos estímulos que indefectiblemente promueven la respuesta de miedo: un sonido fuerte y la pérdida de base de sustentación. Ahora bien, por la observación de niños criados fuera de su “nursery”, el conductista sabe que centenares de cosas despiertan respuestas de miedo, surge pues esta cuestión científica; si al nacer, únicamente dos estímulos provocan el miedo, ¿cómo es posible que esas otras cosas logren producirlo? Adviértase que la pregunta no es de índole especulativa. Cabe satisfacerla mediante experimentos; los experimentos son susceptibles de reiterarse, y si la observación original es correcta se obtendrán iguales resultados en cualquier otro laboratorio. 
Con un sencillo ensayo se lo puede comprobar. Si se muestra una serpiente, un ratón o un perro a una criatura que nunca haya visto estos objetos ni se la haya atemorizado de otra manera, empezará a tocarlo apretujando esa o aquella parte. Repítase esta prueba durante diez días hasta obtener una razonable seguridad de que la criatura se acercará siempre al perro, que nunca huirá de él (reacción positiva) y de que éste jamás provocará una respuesta de miedo. 
En estas condiciones se toma una barra de acero a espaldas del niño y se golpea fuertemente. De inmediato aparecerán las manifestaciones de miedo. Entonces, pruébese lo siguiente: en el momento en que se le enseña el animal, y justamente cuando empieza a aproximarse, golpéese de nuevo la barra del mismo modo. Repítase el experimento tres o cuatro veces. Se manifestará un cambio novedoso e importante; ahora, el animal provoca la misma respuesta que la barra de acero —una respuesta de miedo. 
En el conductismo denominamos este hecho respuesta emocional condicionada, una forma de reflejo condicionado. Nuestros estudios acerca de los reflejos condicionados nos permiten explicar el temor de la criatura al perro sobre la base de una ciencia completamente natural, sin apelar a la conciencia ni a ninguno de los denominados procesos mentales. Un perro se aproxima con rapidez al niño, le salta encima, lo derriba y al mismo tiempo ladra fuertemente. A menudo, basta una combinación de esta índole para que la criatura huya del animal apenas lo vea. Hay muchos otros tipos de respuestas emocionales condicionadas, como las que se relacionan con el amor, cuando la madre al acariciar a su niño, al arrullarlo, al estimular sus órganos sexuales durante el baño, y mediante otras operaciones similares, provoca el abrazo y el gorjeo como una respuesta original no aprendida. Pronto esta reacción se torna condicionada. La mera visión de la madre produce la misma clase de respuesta que el contacto físico real. En la ira tenemos una serie de hechos análogos. el impedir los movimientos de los miembros del niño, provoca la respuesta originaría no aprendida que llamamos “ira”. No tarda en ocurrir que la mera presencia de una niñera que lo trate con brusquedad baste para suscitar un acceso de cólera. Es dable comprobar pues, cuán relativamente simples son al principio nuestras respuestas emocionales, y cuán terriblemente las complica pronto la vida del hogar. El conductista tiene asimismo sus problemas en lo tocante al adulto. 

¿Qué métodos hemos de utilizar sistemáticamente a fin de condicionar al adulto? ¿Por ejemplo, para enseñarle hábitos de trabajo, hábitos científicos? Ambas categorías, los manuales (técnica y habilidad) y los laríngeos (hábitos de hablar y pensar) habrán de establecerse y relacionarse antes que se complete el aprendizaje. Una vez formados estos hábitos de trabajo, ¿con qué sistema de estímulos variables debemos rodearlo si queremos mantener el nivel de eficiencia y su aumento constante? Además del problema de los hábitos profesionales, se plantea el de su vida emocional. ¿Cuál es la parte que trasciende su infancia? ¿Cuál estorba su adaptación actual? ¿Cómo podemos hacer para que la elimine? Es decir: ¿desacondicionarlo cuando ello resulte necesario, o condicionarlo cuando el condicionamiento lo sea? En verdad, sabemos muy poco acerca de la cantidad y calidad de los hábitos emocionales o, mejor, viscerales (con este término entendemos que el estómago, los intestinos, la respiración y la circulación se condicionan, forman hábitos), que debieran crearse. Sabemos que existe gran número y que son importantes. Probablemente la mayoría de los adultos de este mundo nuestro, sufre vicisitudes en su vida familiar y en sus negocios que se deben más a pobres e insuficientes hábitos viscerales que a la falta de técnica y habilidad en sus actividades manuales y verbales. En el presente, uno de los relevantes problemas en las grandes organizaciones es el de “la adaptación de la personalidad”. 
Al ingresar en las organizaciones comerciales, los jóvenes de ambos sexos tienen adecuada capacidad para desempeñar sus tareas, mas fracasan por no adaptarse a los demás. ¿Excluye esa orientación algo propio de la psicología? Después de este breve examen de la orientación conductista en lo tocante a los problemas de la psicología, podría decirse: “Bien, vale la pena estudiar la conducta humana de esta manera, pero el estudio de la conducta no es toda la psicología. Omite demasiado. Acaso no tengo sensaciones, percepciones, conceptos? ¿No olvido y recuerdo cosas e imagino otras? ¿No tengo imágenes visuales y auditivas de cosas anteriormente vistas u oídas? ¿No veo y oigo cosas que nunca he visto ni oído en la naturaleza? ¿No puedo estar atento o desatento, según la circunstancia? ¿Algunas cosas no despiertan en mí placer, y disgusto otras? 
El conductismo pretende privarnos de todo cuanto desde la más tierna infancia ha constituido para nosotros un artículo de fe”. A causa de la formación en psicología introspectiva, según acontece con la mayoría, es lógico que se planteen estas consideraciones y se encuentre difícil apartarse del antiguo vocabulario para empezar a delinear una nueva vida psicológica en los términos del conductismo. El conductismo es vino nuevo y no puede entrar en odres viejos. Momentáneamente convendrá apaciguar el natural antagonismo y aceptar el programa conductista, por lo menos hasta compenetrarse con mayor profundidad en esta ciencia. Entonces notará que ha progresado tanto en el conductismo que las preguntas que ahora formula se contestarán por sí mismas de una manera perfectamente satisfactoria y científica. A continuación debemos agregar que si el conductista se le interroga qué entiende por los términos subjetivos que empleamos habitualmente, caería en un mar de contradicciones. Inclusive podría convencerle de que lo ignora. Los aplicaba sin analizarlos; integraba su tradición social y literaria. Para comprender el Conductismo es necesario comenzar por la observación de la gente Este es el punto de partida fundamental del conductismo. Muy pronto se descubrirá que la auto–observación, además de no ser la manera más fácil y natural de estudiar psicología, resulta simplemente imposible. Dentro de nosotros mismos sólo podemos comprobar las formas más elementales de respuesta. Por el contrario, cuando empezamos a estudiar lo que hacen nuestros vecinos advertimos que rápidamente adquirimos experiencia para clasificar su conducta y crear situaciones (presentar estímulos) que lo harán comportarse de una manera previsible para nosotros.
Advenimiento del Conductismo 

En 1912, los psicólogos objetivistas arribaron a la conclusión de que ya no podía satisfacerlos seguir trabajando con las fórmulas de Wundt. Sentían que los treinta años estériles transcurridos desde el establecimiento de su laboratorio, habían probado terminantemente que la llamada psicología introspectiva de Alemania se fundaba sobre hipótesis falsas; que ninguna psicología que incluyese el problema religioso mente– cuerpo, podría alcanzar jamás resultados “verificables”. Decidieron que era preciso renunciar a la psicología o bien transformarla en una ciencia natural. Veían cómo sus colegas científicos progresaban en la medicina, en la química, en la física. Todo descubrimiento en esos campos revestía importancia capital; cada nuevo elemento que se lograba aislar en un laboratorio podía serlo asimismo, en otro; cada nuevo testimonio: la mención de la radiotelefonía, el radium, la insulina, la tiroxina. Elementos así aislados y métodos así formulados empezaron a servir de inmediato en la realización humana. 

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PRINCIPALES POSTULADOS:

¿Qué es el conductismo? 



JAMES WATSON 
La vieja y la nueva psicología en oposición Dos criterios distintos imperan aún en el pensamiento psicológico norteamericano: la psicología introspectiva o subjetivista y el conductismo o psicología objetiva. Hasta el advenimiento del conductismo, en 1912, la psicología introspectiva dominaba totalmente la vida psicológica de la universidad norteamericana. Los más destacados representantes de la psicología introspectiva en la primera década del siglo veinte, fueron E.B. Titchener, de Cornell y William James, de Harvard. La muerte de James en 1910 y la de Titchener en 1927, dejaron a la psicología introspectiva huérfana de un verdadero guía espiritual. Si bien la psicología de Titchener difiere en muchos puntos de la de William James, los supuestos fundamentales son idénticos. En primer lugar, los dos eran de origen germánico. En segundo, y esto es más importante, ambos proclamaban que es la conciencia la materia de estudio de la psicología. El conductismo sostiene, por el contrario, que es la conducta del ser humano el objeto de la psicología. Afirma que el concepto de conciencia no es preciso, ni siquiera utilizable. Habiendo recibido una formación experimentalista, el conductista entiende, además, que la creencia de que existe la conciencia remóntase a los antiguos días de la superstición y la magia. No obstante su progreso, la gran masa del pueblo ni aún hoy se ha distanciado mucho de la barbarie: quiere creer en la magia. El salvaje se figura que los encantamientos pueden traer lluvias, buenas cosechas, abundante caza; que un hechicero vudú enemistado, es capaz de provocar la desgracia de un individuo o de toda una tribu; que si un enemigo logra unirse de un trozo de uña o de un mechón de cabello de otra persona, podrá embrujarla y gobernarla. Siempre hay interés y cosas nuevas en la magia. Casi todas las épocas poseyeron su propia magia negra o blanca, y su propio mago. Moisés tuvo su magia: transformó el agua en vino y revivió al muerto. Coué tuvo su fórmula. La señora Eddy también. La magia jamás perece. Con el decurso del tiempo, todas estas innumerables leyendas, exentas de todo análisis, tejen la tradición popular. La tradición se constituye en religiones. las religiones se enredan en las mallas políticas y económicas del país. Luego se las esgrime como instrumentos. Se obliga al pueblo a aceptar todas estas fantasías, que más tarde transmite como evangelio a los hijos de sus hijos. Es casi increíble hasta qué punto la mayoría de nosotros está influida por un fondo salvaje. Pocos se libran de esa influencia. Al parecer ni siquiera la enseñanza escolar suministra un correctivo. Por el contrario, parece asegurarla en mayor grado todavía, a causa de que las escuelas están colmadas de maestros con idéntico fondo. Inclusive muy destacados biólogos, físicos y químicos, saliendo de sus laboratorios, son fácil presa de la tradición cristalizada en conceptos religiosos. Estos conceptos —herencia de un temeroso pasado salvaje— han entorpecido grandemente el nacimiento y desarrollo de la psicología científica.

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 CONDUCTISMO
Principales Representantes: 

 John Broadus Watson: (Greenville, EE UU, 1878-Nueva York, 1958) Psicólogo estadounidense, fundador del conductismo. Se trasladó a Chicago para estudiar filosofía, atraído por Dewey y el pragmatismo, pero pronto comenzó a interesarse por la psicología. Se doctoró en 1903 y empezó a trabajar como asistente instructor en psicología animal. En 1907 ingresó en el plantel académico de la Universidad Johns Hopkins, en la que permanecería hasta 1920, e inició sus estudios sobre los procesos sensoriales en los animales. En un primer momento, Watson reconoció la importancia de las tendencias innatas de la conducta, postura que modificaría, no obstante, en posteriores trabajos, en que dio más importancia al ambiente en la formación de la conducta. Cuando nace un nuevo ser, su repertorio de conductas es limitado; ni siquiera posee instintos. A partir de su reducido bagaje, el niño irá adquiriendo normas de conducta debido al aprendizaje o condicionamiento, y también gracias a su desarrollo motor. En este elaborado proceso, que culminará en la maduración de la edad adulta, el ambiente social desempeña un destacado papel, y el período infantil tiene crucial importancia. 

 Ivan Pavlov Nació el 14 de septiembre de 1849 en Riazán, Rusia. Cursó estudios en la Universidad y en la Academia Militar de Medicina de San Petersburgo; de 1884 hasta 1886 estudió en Breslau (hoy Wroclaw, Polonia) y en Leipzig, Alemania. Fue director del departamento de fisiología del Instituto de Medicina Experimental en San Petersburgo, y catedrático de medicina en la Academia Militar de Medicina. Sus experimentos de 1889, demostraron la existencia de reflejos condicionados y no condicionados en los perros. Comprobó que salivaban automáticamente con el olor de la comida, dando una respuesta incondicionada a un estímulo incondicionado. Los conductistas consideraban la salivación como un reflejo simple, semejante al reflejo patalear, que es el movimiento inmediato que realiza la pierna cuando se le da a la rótula un golpecito. Si sonaba un metrónomo a 100 golpes por minuto (popularmente se cree que utilizó una campana) en el momento de mostrar la comida al animal, éste comenzaba lentamente a asociar este estímulo, en principio irrelevante, con la comida. Al cabo de un cierto tiempo, el sonido exclusivo del metrónomo, sin mostrar la comida al animal, provocaba la salivación; se había transformado en un estímulo condicionado capaz de producir una respuesta que él denominaba condicionada. El perro había aprendido a asociar cierto elemento con la comida. 

Frederick Skinner Burrhus nació el 20 de marzo de 1904 en la pequeña ciudad de Susquehanna en Pensilvania. Su padre era abogado y su madre una inteligente y fuerte ama de casa. Su crianza fue al viejo estilo y de trabajo duro. Burrhus era un chico activo y extravertido que le encantaba jugar fuera de casa y construir cosas y de hecho, le gustaba la escuela. Sin embargo, su vida no estuvo exenta de tragedias. En particular, su hermano murió a los 16 años de un aneurisma cerebral. Burrhus recibió su graduado en Inglés del Colegio Hamilton en el norte de Nueva York. No encajó muy bien sus años de estudio y ni siquiera participó de las fiestas de las fraternidades de los juegos de fútbol. Escribió para el periódico de la universidad, incluyendo artículos críticos sobre la misma, la facultad e incluso contra ¡Phi Beta Kappa!. Para rematar todo, era un ateo (en una universidad que exigía asistir diariamente a la capilla). Al final, se resignó a escribir artículos sobre problemas laborales y vivió por un tiempo en Greenwich Village en la ciudad de Nueva York como “bohemio”. Después de algunos viajes, decidió volver a la universidad; esta vez a Harvard. Consiguió su licenciatura en psicología en 1930 y su doctorado en 1931; y se quedó allí para hacer investigación hasta 1936. También en este año, se mudó a Mineápolis para enseñar en la Universidad de Minesota. Allí conoció y más tarde se casó con Ivonne Blue. Tuvieron dos hijas, de las cuales la segunda se volvió famosa como la primera infante que se crió en uno de los inventos de Skinner: la cuna de aire. Aunque no era más que una combinación de cuna y corral rodeada de cristales y aire acondicionado, parecía más como mantener a un bebé en un acuario. En 1945 adquirió la posición de jefe del departamento de psicología en la Universidad de Indiana. En 1948 fue invitado a volver a Harvard, donde se quedó por el resto de su vida. Era un hombre muy activo, investigando constantemente y guiando a cientos de candidatos doctorales, así como escribiendo muchos libros. Aunque no era un escritor de ficción y poesía exitoso, llegó a ser uno de nuestros mejores escritores sobre psicología, incluyendo el libro Walden II, un compendio de ficción sobre una comunidad dirigido por sus principios conductuales. Nos referiremos a partir de aquí al término conductual, por ser más apropiado dentro del campo de la psicología.N.T. El 18 de agosto de 1990, Skinner muere de leucemia, después de convertirse probablemente en el psicólogo más famoso desde Sigmund Freud. 
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Principal Critica 
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Las teorías psicodinámicas han tenido un profundo impacto en la forma en que nos vemos a nosotros y a los demás, así como en las artes. Sin embargo, algunas de las teorías de Freud han sido criticadas como poco científicas y ligadas a la cultura, en especial las ideas relativas a la envidia del pene en las mujeres y los complejos de Edipo y de Electra. Alguna evidencia experimental apoya la existencia del inconsciente, pero esta investigación no muestra un vínculo claro entre los procesos inconscientes y la personalidad. Como terapia, el psicoanálisis ha demostrado ser benéfico en algunos casos, pero no más que otras terapias.
Principales Postulados 
Carl Jung fue considerado el fundador de la psicología analítica. El hizo uso de la identidad del ser humano y la sociedad para interpretar la naturaleza de la humanidad. Los aspectos en los cuales puso énfasis para realizar sus estudios fueron los sueños, el arte, la religión y la mitología. Es por eso que sus teorías psicológicas hacen referencia a la religión y se centralizan en la mitología. Una de las teorías está enfocada en estudiar la mente inconsciente. Así como Freud, Carl Jung creía que la mente inconsciente era una porción bastante amplia del cerebro la cual no puede ser accesada por la mente consciente. La diferencia entre la teoría del inconsciente de Freud y la de Jung es que Freud basó su teoría en las memorias reprimidas del inconsciente. El creía que si esas memorias salían a flote podían causar una crisis emocional en el individuo y eso era peligroso para la estabilidad mental de la persona. Carl Jung por otro lado percibía la mente inconsciente como el área de la mente donde se encontraba la creatividad en su máxima potencial. Jung también creía que la mente inconsciente era la que almacenaba todo tipo de arquetipos tales como mitos de la religión la figura femenina, la similaridad de todas las religiones. El creía que estos arquetipos estaban pre programados en el individuo en su mente inconsciente. Según el a nivel inconsciente esta área de la mente era la única que los humanos podían compartir a nivel inconsciente. Otra diferencia con las teorías freudianas es la identidad de los géneros. Freud veía los géneros masculino y femenino como algo separado. Jung creía que todo el hombre tiene algo de femenino en el inconsciente y las mujeres algo de masculino. El creía que todo ser humano nace con el ánima y el animus dentro de si mismo. Jung fue uno de los primeros teoristas que estudio el androgenismo. Otro concepto de la teoría de Jung es la creencia de que los humanos tenemos una sombra. Carl Jung no veía la sombra como algo negativo más bien como algo que era parte del inconsciente y que representaba la parte opuesta de la personalidad del individuo. La mejor analogía para entender esto es la reacción de una persona que es siempre muy tranquila de pronto reaccionar gritando o tornarse violenta. Desafortunadamente las teorías de Jung no son muy estudiadas en el mundo de la psicología son vistas más bien como teorías filosóficas. Esta creencia está basada en que Carl Jung estudió y analizo detalladamente la mitología. 
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Carl Gustav Jung

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(Kesswill, 1875 - Küssnacht, 1961) Psicólogo y psiquiatra suizo. Estudió medicina en Basilea, e inició su actividad a principios del presente siglo, en la clínica de psiquiatría de la Universidad de Zurich, de la cual fue luego médico director. Tras haber seguido en París, durante un semestre, los cursos de psicopatología dados por Pierre Janet en la Salpêtrière (1902), volvió a Zurich, trabajó en la clínica de Burghölzli bajo la guía de Eugen Bleuler y llevó a cabo estudios que le hicieron muy pronto célebre (Diagnostiche AssoziationsStudien, 1904-1906). En 1905 fue nombrado profesor libre de psiquiatría. Mientras actuaba todavía en la última clínica citada, de la que había llegado a ser médico-jefe, conoció en 1907 a Sigmund Freud, con el cual inició una fecunda colaboración. Fue redactor del Jahrbuch für psychoanalytische und psychopathologische Forschungen, dirigido por Bleuler y Freud, y en 1911 llegó a presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional, recién fundada. Sin embargo, ya en la obra Wandlungen und Symbole der Libido, publicada en 1912, empezaron a manifestarse divergencias entre su pensamiento y el de Sigmund Freud; en 1913 se produjo la separación definitiva. Jung denominó su propia doctrina "psicología analítica", y luego "psicología compleja", para distinguirla incluso en el nombre del psicoanálisis de Freud. En 1920 apareció otra obra suya de importancia capital, Psichologische Typen, en la que definió algunas orientaciones fundamentales de la personalidad humana, buscadas en las culturas e individualidades más diversas de la historia. Seguro de la ubicuidad de los motivos y de las imágenes ("arquetipos") del inconsciente profundo, Jung intentó confirmar sus criterios en varios campos de lo conocible y a través de viajes y exploraciones de carácter etnopsicológico que le llevaron sucesivamente al África septentrional, Nuevo México, Kenya, Oriente, etc. Colaboró en diversos trabajos con el sinólogo R. Wilhelm, el indólogo H. Zimmer y el filólogo y mitólogo K. Kerenyi. Otras obras importantes de Jung son Über die Energetik der Seele (1928), Seelenprobleme der Gegenwart (1929), Das Geheimnis der Goldenen Blüte (1929, con R. Wilhelm), Psychologie und Alchemie (1944), Symbolik des Geistes (1948) y Naturerklärung und Psyche (1952). Muchos de sus ensayos han sido publicados nuevamente en la serie Psychologische Abhandlungen (Rascher, Zurich). Carl Gustav Jung recibió numerosas distinciones académicas, entre ellas la graduación "honoris causa" de la Universidad de Oxford. En 1933 fue nombrado presidente de la Internationale Allgemeine Gesellschaft für Psychotherapie, y en 1935 de la Schweizerische Gesellschaft für Praktische Psychologie. De 1933 a 1942 fue profesor del Politécnico de Zurich. Luego dejó la enseñanza por motivos de salud; la misma causa le llevó en 1946 a renunciar a la cátedra de Psicología médica de la Universidad de Basilea, que había aceptado en 1944. En 1943 se le nombró miembro honorario de la Schweizerische Akademie der Medizinischen Wissenschaften. En 1948 fue creado en Zurich, por iniciativa de varias personalidades suizas y de otras naciones, el Instituto C. G. Jung, que coordina la actividad de la escuela junguiana de psicología, publica importantes trabajos y promueve la celebración de congresos y reuniones nacionales e internacionales. En 1955 se conmemoró ampliamente el octogésimo aniversario de Jung en todo el mundo, pero singularmente en Zurich y Küssnacht (lago de Zurich), su residencia habitual. Entre sus obras traducidas a otros idiomas figuran El yo y el inconsciente, El problema del inconsciente en la psicología moderna, Tipos psicológicos, Psicología y religión, Psicología y alquimia, Realidad del alma, Psicología del inconsciente, Psicología y educación, El misterio de la flor de oro (con R. Wilheim) y Prolegómenos al estudio científico de la mitología (con K. Kerenyi).



Segunda Tópica:


Posteriormente, hacia 1920, Freud describe el aparato psíquico mediante tres estructuras: el Yo, el Ello y el Superyó. Estas estructuras representan respectivamente más o menos a los impulsos, a la orientación hacia la realidad y a la orientación hacia los valores morales.

El Ello (Id): representa el sustrato biológico hereditario del ser humano. Es la parte más primitiva y profunda del aparato psíquico. No puede ser observada en sí misma, pero se deduce que se compone de los rasgos hereditarios, las pulsiones sexuales y agresivas, además de los recuerdos y deseos reprimidos en la historia personal del sujeto. Representaría nuestra naturaleza propiamente animal. En su funcionamiento, el Ello busca la descarga de la excitación, la tensión o la energía. Se rige por el principio de placer. 

El Superyó (Super-Ego): Representa el aspecto moral de nuestro comportamiento (normas e ideales morales) y aspira a ejercer un control sobre el Yo, al modo como las normas morales aspiran a controlar el comportamiento. Su origen se remonta a la superación del Complejo de Edipo, cuando el niño interioriza las normas que el padre le transmite.
El Superyó equivale a una especie de moral arcaica que resulta de la interiorización de las prohibiciones familiares y sociales adquiridas desde nuestra infancia. Representa pautas ideales de conducta y prohibiciones o exigencias socioculturales. Su misión fundamental es presionar al Yo, señalándole cómo debería comportarse en cada momento, pero también generándole sentimientos de culpa cuando incumple sus exigencias.

El Yo (Ego): Es la instancia que media entre el Ello y la realidad exterior. Su función es básicamente reguladora, buscando satisfacer los deseos del Ello en la medida que dicha satisfacción no provoque conflictos en el sistema de creencias del individuo. El Yo se rige por el principio de realidad.
El Yo representa lo que podríamos llamar la razón o reflexión, mientras que el Ello representa las pasiones. La actividad consciente es ejecutada por el Yo (percepción, procesos intelectuales, etc.) y también la preconsciente (actualizar los aprendizajes o las evocaciones del pasado no reprimido mediante la memoria). En sus últimos escritos, Freud asigna también una función inconsciente al Yo: la de los mecanismos de defensa que impiden la frustración del sujeto, reduciendo la tensión creada por los impulsos no satisfechos del Ello. 


Principales postulados

Primera tópica

La teoría topográfica nos habla de tres ámbitos de lo mental, el inconsciente, el preconsciente y el consciente. En esta perspectiva, la vida psíquica de una persona se concibe como un flujo de energía psíquica que, procedente del inconsciente, y en especial de las pulsiones sexuales (libido) y de las de auto conservación, pugna por convertirse en consciente.

Con el término conciencia designamos una facultad o función psíquica que nos permite el conocimiento del mundo exterior y de nosotros mismos. Las facultades mayormente involucradas en la conciencia son la percepción (estímulos del mundo exterior e interior), la atención (selección de ciertos estímulos entre todos los que llegan simultáneamente al cerebro en un instante concreto) y la memoria (recuperación de recuerdos y aprendizajes anteriores que se asocian a la estimulación de ese momento). También forman parte de la conciencia los procesos intelectuales superiores como el pensamiento, el razonamiento, etc., y ciertos fenómenos relacionados con la vida afectiva y la motivación. Gracias a la conciencia, el individuo percibe y reflexiona con claridad sobre el mundo externo e interno, es decir, sobre la realidad inmediata. Este nivel psíquico se rige por el principio de realidad.

 El preconsciente está constituido por pensamientos, recuerdos y aprendizajes de los que no somos del todo conscientes, pero podemos hacerlos conscientes a voluntad. Para Freud, una de las funciones de preconsciente consiste en adaptar los impulsos sexuales y agresivos a las exigencias que la realidad y los valores morales imponen al individuo.

El inconsciente está formado por todas aquellas pulsiones, deseos y sucesos olvidados que permanecen fuera de la conciencia a causa de la represión. Lo inconsciente pugna por emerger a la conciencia, pero la censura evita su actualización. Según Freud, estos contenidos amenazan la integridad psíquica del sujeto, porque le provocan angustia o sentimiento de culpa. Sin embargo, cuando la conciencia disminuye su vigilia (sueños, fantasías, libre asociación de recuerdos...), el inconsciente aflora, aunque distorsionado bajo la forma de imágenes oníricas, actos fallidos o imaginaciones fantasiosas. Para comprender qué nos quiere decir, hay que interpretarlo.


Sigmund Freud
Sigmund Freud, fundador del psicoanálisis, nació en Freiberg, Moravia (en la actualidad, Příbor en la República Checa), de padres judíos. Se trasladó a vivir a Viena donde estudió medicina especializándose en neuropatología, concretamente en la parálisis infantil y en los problemas del lenguaje como la afasia. Por aquellas épocas los judíos no podían trabajar en instituciones públicas como los hospitales, ni tampoco dar clases en la Universidad, por eso se situó en una consulta privada. Esto lo llevó a tratar pacientes que padecían histeria, una reacción neurótica en la cual los conflictos emocionales son convertidos en síntomas físicos como parálisis y sordera (en la actualidad, se prefiere el término trastorno de conversión al de histeria). Su paso a la psicopatología se produjo cuando conoció a Jean-Martin Charcot, médico especializado en enfermedades nerviosas, que practicaba la hipnosis para curar a las enfermas de histeria en el Hospital de Salpetriere de París. El Gobierno francés le concedió una beca a Freud para ir un año a estudiar en París y fue allí donde pudo observar cómo unas mujeres paralíticas con un síndrome histérico, se levantaban durante las sesiones de hipnosis de Charcot. Comprueba que hay un nivel mental que sigue funcionando en el inconsciente, incluso estando bajo los efectos de la hipnosis. En un principio, Freud procuró aliviar los síntomas de la histeria con hipnosis y electroimanes, pero pronto comprobó que las "curas" así logradas eran temporales. En la búsqueda de una cura permanente inventó un instrumento psicológico para la exploración de la personalidad, denominado asociación libre gracias al cual descubrió el reino inconsciente de la vida psíquica. Fue fundamentalmente esta exploración de la vida psíquica inconsciente de sus pacientes lo que lo inspiró para crear el psicoanálisis, realización primordial de Freud y puntal de su fama. El psicoanálisis es a la vez un método terapéutico y una teoría de la personalidad. Junto a su amigo Joseph Breuer, que también tenía una consulta en Viena, es cómo Freud hizo su paso hacia el Psicoanálisis. Breuer trataba una paciente, Anna O. que tenía desmayos, taquicardias y problemas cutáneos, pero gracias a la hipnosis estos síntomas se iban reduciendo e incluso desaparecían. Lo que producía dichos problemas en la paciente fueron los abusos sexuales que sufrió en su infancia por un familiar. Fue a partir de aquí que Freud dijo que detrás de cada problema psicológico existe también otro problema sexual. Para Freud la mente tiene tres subsistemas: el consciente o lo que estamos pensando, el preconsciente que es lo que no hay en el consciente, pero en cualquier momento puede estarlo y el inconsciente que se encuentra oculto y nuestra mente no permite que aflore, sólo sale a través de los sueños, de los errores que cometemos sin querer, de las asociaciones libres o bajo hipnosis. Dijo que los procesos psíquicos son en sí mismo inconscientes y que los procesos conscientes no son sino actos aislados o fracciones de la vida anímica total. Esta afirmación está relacionada con el segundo principio donde determinados impulsos instintivos los clasifica de impulsos sexuales. Según Freud la líbido es la fuerza impulsiva que representa el instinto sexual, la energía relacionada con todas las emociones que denominamos con el término amor. La evolución de la líbido en el hombre pasa por cuatro fases desde su nacimiento: oral, sádica, anal y fálica. Freud es uno de los más famosos psicólogos que hayan existido jamás. Sus contribuciones a la psicología del aspecto inconsciente de la vida mental son múltiples, e incluyen el estudio de la conducta normal, la amnesia, la angustia, los sueños, la personalidad, el desarrollo psicosexual y los motivos inconscientes. Entre sus numerosas hipótesis se encuentra la que las ideas, motivos y recuerdos inconscientes desempeñan un importante papel en la vida cotidiana, ejerciendo control sobre gran parte de nuestro comportamiento. Esta se pone de manifiesto en los deslices verbales, los sueños, los síntomas neuróticos, etc. La doctrina de los elementos inconscientes, en caso de ser correcta, revestiría enorme importancia. Las dos grandes temáticas que recorren la obra de Freud son el sexo y la agresión. Se diría que el sexo es el gran tema ascendente en la vida, es la fuerza que da cuenta no sólo de la vida del individuo sino de las generaciones futuras. Al conjunto de instintos (pulsiones biológicas) relacionados con la supervivencia los llamó Eros, por el termino griego que designaba al amor, y entendía que la agresión (incluida la autoagresión) surgía de un instinto de muerte al que denominó Tánatos, a partir del dios griego de la muerte. Estas dos fuerzas batallaban entre sí a lo largo de toda la vida del organismo; al comienzo Eros es más poderoso, pero al final Tánatos termina triunfando. Si bien los conceptos de Eros y Tánatos son algo románticos, es verdad que para los terapeutas gran parte de la conducta inadaptada se expresa como dificultades sexuales e impulsos agresivos. Así pues, Freud señaló a los futuros trabajadores de la salud mental, en general, la dirección correcta.